miércoles, 25 de marzo de 2009

Los abrazos rotos

Tres años depués de 'Volver', Almodóvar regresa a la gran pantalla con su musa (o mejor dicho su mejor producto de merchandising) Penélope Cruz para devorar la taquilla española, o al menos eso se espera siempre del director.
'Los abrazos rotos' se esperaba con entusiasmo, expectación y sobre todo el morbo de volver a ver a la Cruz después de ganar su Óscar en una película española.
La película se basa en continuos flashbacks desde el momento en que empieza la historia hasta lo que se supone que es la actualidad.
Mateo Blanco(Lluís Homar) vive con una ceguera desde que en el año 1994 sufrió un accidente en la isla de Lanzarote. Todo por casualidad, pero ya se sabe que la casualidad muchas veces es la que cambia el destino de las personas. Desde entonces se llama Harry Cain ,hace guiones, escribe relatos pero a la vez es un hombre atormentado por un pasado que vamos descubriendo según avanza la cinta.
Lena (Penélope Cruz), era la actriz principal de su película, la única comedia que había escrito hasta entonces. Como se adivina se enamoran y viven una pasión en secreto que pagaran cara ya que ella está viviendo con un hombre de finanzas, muy poderoso y a la vez muy posesivo.
La historia comienza con la muerte de éste señor y es cuando Mateo se atreve a recordar el pasado gracias al accidente que tiene Diego, el hijo de su productora Judit (Blanca Portillo). Cuando parece que ha aprendido a vivir con la ceguera y sin su amor recuerda lo más doloroso de su vida.
Es un argumento que parece llamativo y que poco a poco a través de esas idas y de esas venidas del año 1994 hasta 2008 cuando apetece saber que pasa con la historia y los personajes. Hay un momento en el que se cruzan y a partir de ahí caminan de la mano hacia el desenlace y el por qué de los acontecimientos que suceden.
Para destacar algo sería la interpretación de Blanca Portillo y Lluís Homar que se comen sus papeles. No es tan destacable Penélope a pesar de que ocupe el cartel publicitario y esté todo Madrid plagado con su cara. Tiene sus momentos de tensión y otros en que se puede adivinar más o menos lo que puede pasar.
Cabe destacar la colaboración de Carmen Machí, que con un minúsculo papel consigue que pasemos del drama más absoluto a la comedia que consigue dejarnos a pesar de todo con un buen sabor de boca al salir y decir 'no está mal'.

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