A veces las cosas suceden. No sé sabe si es por casualidad o causalidad, pero por desgracia la mayoría de las veces al igual que llegan se van. Ojalá pudiésemos capturar cada momento en los que somos felices y que no se marchasen nunca. Por desgracia eso no es posible, muchos de los recuerdos se desvanecen con el paso del tiempo y acaban por desaparecer para siempre. Nos queda la esperanza de vivir cada momento como si fuese el último. Todo tiene un principio y un final y en mitad quedan las sensaciones vividas, las risas, los lloros, los gozos y las sombras.
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