
A los que se vieron obligados a guardar silencio. Así comienza 'La voz dormida' (Dulce Chacón, 2003), novela con la que tenía una cita pendiente. Es un libro histórico, escrito por una mujer y que cuenta historias de mujeres. Ellas, fueron la cara B de la Guerra Civil, sirvieron de apoyo a las guerrillas cuando cosían y cocinaban para sus hombres, repartían propaganda, daban chivatazos y sobre todo amaban.
Es un relato histórico y realista (aunque en realidad espero que esté un poco edulcorado) que nos muestra como vivían, hablaban y se organizaban esas mujeres, las cuales la mayoría acabaron en la cárcel de Ventas, que tenía un espacio para unas 450 presas y llegaron a ser más de 4.000. Durante el tiempo que transcurre (1939-1963) se ve la evolución de los personajes, las niñas pasan a hacerse mujeres y con ello también evolucionaron sus intereses y sus ideales.
Hortensia, Reme, Elvira, Sole y Tomasa son los nombres de algunas de las presas, también las carceleras, unas veces inhumanas y otras no tanto, Paulino y Felipe, el médico don Fernando, doña Celia y como piedra angular de la historia Pepita. Guerrilleros en el monte, familiares que esperaban colas interminables para ver a sus encarceladas y personas que tuvieron que exiliarse. Las miserias, el hambre, la no higiene, todo queda retratado en estas páginas que también recuerdan y hacen hueco a Las 13 Rosas, ya que fueron compañeras de las protagonistas, vuelven los nombres de las menores y relatan como vivieron su última noche junto a ellas.
Es un retrato de una sociedad, la que por entonces estaba oculta, dormida. Con episodios muy duros es un libro que deja buen sabor de boca porque también hubo indultos que si llegaron. Es un recorrido por más de 20 años de historia, como veían la II Guerra Mundial desde España, cuando no dejaron a España entrar en la ONU y un montón de episodios que te llevan a esa época que ahora parece tan lejana. Es un paseo que retrata a las mujeres de entonces, las que en buena parte lucharon por conseguir unos derechos de los que ahora disfrutamos pero que no tuvieron voz o como dice el título del libro, estuvo dormida durante muchos años.
Es un relato histórico y realista (aunque en realidad espero que esté un poco edulcorado) que nos muestra como vivían, hablaban y se organizaban esas mujeres, las cuales la mayoría acabaron en la cárcel de Ventas, que tenía un espacio para unas 450 presas y llegaron a ser más de 4.000. Durante el tiempo que transcurre (1939-1963) se ve la evolución de los personajes, las niñas pasan a hacerse mujeres y con ello también evolucionaron sus intereses y sus ideales.
Hortensia, Reme, Elvira, Sole y Tomasa son los nombres de algunas de las presas, también las carceleras, unas veces inhumanas y otras no tanto, Paulino y Felipe, el médico don Fernando, doña Celia y como piedra angular de la historia Pepita. Guerrilleros en el monte, familiares que esperaban colas interminables para ver a sus encarceladas y personas que tuvieron que exiliarse. Las miserias, el hambre, la no higiene, todo queda retratado en estas páginas que también recuerdan y hacen hueco a Las 13 Rosas, ya que fueron compañeras de las protagonistas, vuelven los nombres de las menores y relatan como vivieron su última noche junto a ellas.
Es un retrato de una sociedad, la que por entonces estaba oculta, dormida. Con episodios muy duros es un libro que deja buen sabor de boca porque también hubo indultos que si llegaron. Es un recorrido por más de 20 años de historia, como veían la II Guerra Mundial desde España, cuando no dejaron a España entrar en la ONU y un montón de episodios que te llevan a esa época que ahora parece tan lejana. Es un paseo que retrata a las mujeres de entonces, las que en buena parte lucharon por conseguir unos derechos de los que ahora disfrutamos pero que no tuvieron voz o como dice el título del libro, estuvo dormida durante muchos años.
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