Ya pasada la media mañana, una ducha ,un café y otro día sin trabajo, me pongo a pensar. No sé, me gusta pensar de día porque creo que se ve todo más claro que si lo haces de noche con la luz apagada. Pienso en las cosas que me gustan, en las cosas que debo hacer y que aún no he hecho y sobre todo en lo que me queda por descubrir y aprender. Todos los días mi mente se cita con libros, películas y discos que escuchar, programas que ver y relatos que escribir. Es difícil hacer todo eso cuando el día sólo tiene 24 horas y 8 las utilizamos para dormir, sin contar las que necesitamos para comer, recoger los trastos de casa y arreglarnos para salir a la calle. También pienso en las tonterías que se pueden ver por televisión, escuchar en la radio o leer en los periódicos, creo que cualquier persona podría darle 1.000 vueltas de campana a cualquiera que opina gratuitamente sobre como va el mundo.
Pienso en crecer cada día un poco más, perderme en librerías y poder tener una bibli oteca enorme para recoger todos los libros que quiero leer. Muchas veces cuando voy a librerias y cojo muchos ejemplares, pienso y me digo "no cojas tantos libros que no tienes tiempo para leerlos" y los devuelvo a las estanterías, pensando que ya volveré a por ellos. A veces lo hago. Me gusta pasear entre estantes repletos de novelas sin saber por donde empezar a buscar, con los colorines de las portadas para distinguir las editoriales, ordenados en un desorden absoluto y tener que preguntar al dependiente de la tienda donde está el libro que necesito.
Pienso en crecer cada día un poco más, perderme en librerías y poder tener una bibli oteca enorme para recoger todos los libros que quiero leer. Muchas veces cuando voy a librerias y cojo muchos ejemplares, pienso y me digo "no cojas tantos libros que no tienes tiempo para leerlos" y los devuelvo a las estanterías, pensando que ya volveré a por ellos. A veces lo hago. Me gusta pasear entre estantes repletos de novelas sin saber por donde empezar a buscar, con los colorines de las portadas para distinguir las editoriales, ordenados en un desorden absoluto y tener que preguntar al dependiente de la tienda donde está el libro que necesito.
También pienso sobre lo que dejamos atrás pero sobre todo en lo que está por venir. A veces esos pensamientos me llevan a la melancolía, después a la tristeza y más tarde a la esperanza ya que cuando esa tristeza ahoga surge en el último suspiro la esperanza de que mañana será otro día nuevo, quizá mejor o quizá peor, pero detrás de ese día vendrá otro y otro más, y en alguno de esos lo que necesito vendrá y se quedará. Pensar no está mal, sobre todo cuando es de día. Aún no entiendo por qué he escrito esta entrada pero sólo sabiendo que alguien la leerá, merece la pena. Y a otra cosa mariposa.
ojalá mi fuerza fuera bastante para despejar tu sombra, ojalá mi luz fuera tan fuerte y tanta que solo con verme o leerme tus ojos y tu interior y tu sonrisa se llenaran de vida y de fe y de ganas y de alegría, y abajo melancolía y abajo tú estar mal, tú conmigo o mis palabras o mi afecto siempre bien, tú conmigo o mi amistad siempre bien, ojalá
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