miércoles, 9 de septiembre de 2009

¡Vivan los best-sellers!


Es cierto y lo confieso yo también leo best-sellers. No es nada malo ni ninguna deshonra. No hay que escandalizarse ni fustigar a nadie por ello. De un tiempo a esta parte estos libros se han convertido imprescindibles en nuestras casas y digo nuestras porque seguro que todos al menos tenemos uno.
Vamos a las librerías, a las superficies comerciales y nos encontramos con mesas y estanterías plagadas de estas pequeñas obras que se convierten en la mayor parte de las veces en la revelación de la temporada. Sagas de niños magos, de reinos misteriosos, de vampiros y de detectives, son sólo un pequeño ejemplo de lo que podemos encontrar a la venta y en las estanterías de cualquier casa, y en las bibliotecas podemos observar que son los que más se prestan.
Lo que escribo hoy es un alegato a favor de esos libros que muchos "intelectuales" desprecian por el simple hecho de ser comerciales. Parece que lo que es comercial y vende bien tiene que ser una bazofia (lo mismo ocurre con la música o con el cine) y en ocasiones puede ser así pero otras no lo es.
Mi opinión va a favor de estos libros porque creo que en buena parte han contribuido a que gente que no leía lo más mínimo se enganche a libros y con eso, han descubierto que la lectura es un placer que todos nos deberíamos dar. Ayer mismo, era noticia que nuestra educación es de las peores de Europa-como todos los años-,pusieron a España como país analfabeto, los jóvenes abandonan la educación cada vez antes y los adultos no ponen remedio a eso. Por eso mismo, aunque estas novelas no eduquen como lo puede hacer 'El Quijote' o 'La Celestina' es un buen síntoma que la venta de libros crezca cada año y en parte es gracias a los best-sellers.
Nos deberíamos replantear dejar de reírnos de los que leen best-sellers sólo por el hecho de leer estos libros. Aunque tarde, se está despertando un interés por la lectura y deberíamos aprovecharlo publicitando libros que han sido olvidados o de autores nuevos que comienzan en esto. La industria literaria en realidad, necesita de estos libros para sobrevivir. Han conseguido llegar a niños, adultos e incluso, personas mayores que apenas sabía leer o escribir. La finalidad del libro es entretener, hacer pasar un rato agradable, que nos hagan sumergirnos en mundos imaginarios y poner a funcionar nuestra mente imaginándonos personajes, escenarios y situaciones. Por eso, nadie debería decir si un libro es bueno o es malo, la calidad es algo muy subjetivo. Lo importante es el acercamiento de la gente con la cultura y las letras, es el mejor arma que los ciudadanos tenemos.

2 comentarios:

  1. Creo que los escritores que critican los "best sellers" son un poco envidiosos.
    Primero, si son best-sellers, por algo será.
    Segundo, a veces un buen libro es, a su vez, best-seller.
    Tercero, si un libro es bueno de verdad, y creo que es lo más importante, seguirá vendiéndose años más tarde, aunque ya esté entre los de mayores ventas.
    Cuarto: es verdad que hay verdaderos truños, pero los hay también entre "los no tan vendidos".
    ¿Best seller=libro bueno? No necesariamente. Creo que es hacer una relación innecesaria de cosas diferentes.
    Comparándolo con el cine: Torrente no se va a llevar ningún reconocimiento en su vida, y sin embargo, media España disfruta con las golferías de una historia bien contada, origial y divertida.
    En la escuela me dijeron que en ninguna casa debe faltar El Quijote y La Biblia... y ambos se siguen vendiendo, años después de su publicación. Seguro que para sus autores pasaron desapercibidas estas cuestiones de márketing.

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  2. El triunfo de la basura y cómo algunos mastuerzos en estado superlativo se empeñan en defenderla:

    http://www.sedice.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=42464

    El best-seller siempre ha sido y será mierda pura, pues está en las antípodas conceptuales y estéticas de lo que es la auténtica literatura y de su verdadera utilidad. La buena literatura sirve para ejercer de faro que nos ilumine el camino a la hora de reflexionar sobre la condición humana, es ante todo una herramienta formativa y cultural (una “expedición a la verdad”, como diría el maestro Kafka –éste no era superventas-) y no una forma de hacer que el tiempo pase más deprisa cuando vamos aburridos en el autobús.

    Pero decir estas auténticas perogrulladas en una sociedad oligofrénica como la nuestra es como predicar en el desierto. A tal punto de degeneración hemos llegado.

    P.D.-Los libros que no han de faltar en un hogar que se llame a sí mismo civilizado no son, como nos han dicho falazmente los "dementores" de turno, "El Quijote" y "La Biblia", sino una selección de los mejores escritos de Platón, Aristóteles, Séneca y Cicerón.

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