
David Planell debutó como director la pasada primavera con 'La vergüenza'. El éxito no tardó en alcanzar la película ya que fue la triunfadora en el Festival de Málaga celebrado en abril con dos Biznagas entre la que se incluía mejor película. El director ha sido guionista por ejemplo de 'Siete mesas de billar francés' o la serie de televisión 'Hospital Central'. El elenco de actores no es menos significativo, Alberto San Juan como Pepe y Natalia Mateo es Lucía, una pareja de treintañeros que no acaban de encontrar su lugar en el mundo, aunque ellos crean que si.
'La vergüenza' se desarrolla una mañana de febrero, fría y sin suministro de agua debido a una avería. Esa misma mañana Pepe y Lucía han quedado con la asistente social para devolver a Manu, niño que tienen desde hace unos meses en régimen de acogida. Los problemas de integración del niño y por consecuencia su violencia en determinados momentos hace que la pareja decida entregar al niño ya que la situación se hace insostenible.
Pronto descubrirán que el niño es quien ha conseguido destapar sus vergüenzas y lo que se vuelve insostenible por momentos en la relación entre ambos. La mañana se vuelve tensa y dura en un piso del centro de Madrid, que será el lugar donde ocurra el planteamiento, nudo y desenlance de la película.
Poco a poco y ante una incisiva asistente social Pepe y Lucía descubren que el niño es tan solo la punta del iceberg de sus problemas ocultos ante una modélica vida en común. Por otra parte, Rosa, la asistenta de la casa jugará un papel crucial en un filme lleno de tensión pero también de emoción y sentimientos con final un poco incierto y otro poco intuitivo.
La película ha conseguido las mejores críticas tanto de expertos como de público y es que no tiene fisuras. Desde un guión impoluto y compacto hasta unas interpretaciones que han dejado el listón muy alto. La tensión es evidente y palpable durante la hora y media en que se desarrolla la acción pero es una situación que gusta y se hace necesaria para que el ritmo no decaiga en ningún momento. Y no lo hace. Los papeles interpretados por Alberto San Juan y Natalia Mateo también merece mención especial. Él un paranoico (aunque no lo reconozca) que no quiere envejecer y ella una madre que para conseguir la acogida tuvo que renunciar a su trabajo. Se pasa de la lágrima a la sonrisa en cuestión de segundos y quizás por eso es una película valiente y arriesgada tal y como está el cine español en estos momentos. Las críticas son fuertes pero hay películas como 'La vergüenza' que demuestran que aquí también hay buen cine.
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