martes, 27 de mayo de 2014

Que el tiempo nos encuentre

Que bueno es encontrarte, sin pensarlo, con historias que llegan y que fascinan. El 25 de abril, en La LiVrería Taberna Ilustrada, asistí a la presentación de 'Que el tiempo nos encuentre', la nueva novela de la periodista y escritora Teresa Viejo. Después de escuchar a los compañeros allí reunidos y a la propia autora, decidí que esta novela tenía que ser mía, la tenía que leer y conocer a Aurora, a Pablo Aliaga, a Edwina y todos los personajes que protagonizan esta novela inolvidable. 


Teresa Viejo y servidora durante el encuentro

'Que el tiempo nos encuentre' es una historia repleta de secretos familiares. Aurora pierde a sus padres siendo una niña. Un accidente hace que su madre y su padre fallezcan dejándola a merced de Atilano y Zita, el matrimonio para el que sus padres trabajaban. Aurora crece y aunque pasan los años, siempre tiene presente ese horrible momento en el que sus padres se fueron, ese momento por el que se sentirá siempre culpable... La niña Aurora crece y se convierte en la niñera de los hijos de Hugo (hijo de Atilano y Zita) y Berta, una mujer muy justa que no dejará que Aurora se castigue más por algo que, en realidad, no fue culpa suya. La Guerra Civil estalla en España y el joven matrimonio decide poner el océano de por medio y "exiliarse" a México, donde parece que las cosas están más tranquilas. Así, Aurora deja un truculento y duro pasado, aunque también deja (al menos al principio) a Pablo Aliaga, un joven que sueña con convertirse en cineasta. 
Portada de 'Que el tiempo nos encuentre'
La llegada a México no es fácil y un duro acontecimiento hará que la relación entre Hugo y Aurora cambié para siempre. La joven tiene que tomar las riendas de su vida y llevar también las de su propia casa. Su amistad con la Edwina, la reaparición de Pablo Aliaga y Miguel Morayta (personaje real) y la irrupción del productor cinematográfico Diego Espejel, serán  factores determinantes para el desarrollo de la trama y para el final de una historia repleta de recovecos que no dejará capítulo sin sorpresa, sobre todo en la segunda mitad del libro, cuando los secretos familiares mejor guardados al final se cuentan para cerrarse y cuando la relación entre Aurora y Pablo Aliaga toma fuerza y sentido. La aparición del productor Espejel también será determinante para el devenir de la novela y de la protagonista.

'Que el tiempo nos encuentre' es una historia de amor, de superación, de perdón y de aprendizaje. Es una novela que se sitúa, al mismo tiempo, en dos escenarios distintos, en dos países diferentes, dos países que marcarán un antes y un después en la vida de unos protagonistas marcados por su propio destino. Así, nos encontramos con una dulce y frágil Aurora que se irá encontrando poco a poco consigo misma y que descubrirá muchas cosas que no son fáciles de encajar y eso irá forjando su carácter. Los hombres y mujeres que la rodean también serán fundamentales para el camino que va tomando en su vida y, por tanto, serán fundamentales para complementar una narración que destila belleza página a página. 

Los españoles exiliados forzosamente a México durante la Guerra Civil y el homenaje que la autora le hace al mundo del cine, son las dos vías por las que transita la historia y la protagonista aunque, como ya he dicho, no lo hará sola. Personalmente, me ha encantado la historia de su amiga Edwina, un personaje de lo más enigmático al principio, pero que irá despejando todas las claves de su pasado para que podamos entender su presente. La amistad que se forja entre las dos mujeres también es especial y casi con seguridad puedo afirmar que es de lo mejor del libro. En esta línea también me gustaría destacar el pequeño pero gran papel que tiene Berta, que lo da todo por amor y que al final se sincerará con Aurora para que la culpa no le pese y pueda continuar su camino. 

Esta es la primera novela que leo de Teresa Viejo y aunque he leído artículos suyos en prensa, me ha gustado bastante su estilo, el manejo de dos tiempos verbales y la capacidad que tiene para situar al lector en dos épocas y espacios diferentes. Personalmente el uso de flashbacks siempre me parecen un acierto porque es una licencia que el autor se toma para "darnos un respiro" y situarnos bien en el contexto histórico y de los personajes. El estilo pausado, los diálogos, las maravillosas descripciones y el uso del castellano en México (con el cambio de palabras y estilo) son elementos que hacen que la lectura se convierta en una auténtica delicia. La calidad se nota en un lenguaje rico y cargado de matices y colores que traspasa al lector.

'Que el tiempo nos encuentre' tiene grandes ingredientes que hacen que sea una de las novelas más especiales que he leído en lo que va de año. El amor, la pasión, la traición, los secretos y el pasado, son elementos más que suficientes para quedarnos pegados desde la primera a la última página, para disfrutar de cada uno de sus protagonistas y hacernos volar, con la imaginación, a un escenario mágico y de ensueño.

martes, 20 de mayo de 2014

La pena máxima

Pocas veces una novela reúne tantos requisitos para ser una lectura casi perfecta, al menos para mí. Es la primera vez que leo algo de Santiago Roncagliolo (Premio Alfaguara 2006) y la verdad que ha sido todo un descubrimiento y un acierto. 'La pena máxima' es un libro que absorbe desde su misterioso principio, hasta el final. Y en medio, ocurren muchas cosas. Demasiadas. 

Portada de 'La Pena Máxima'

Perú, año 1978. El país todavía está gobernado por un régimen militar pero la celebración de elecciones democráticas se acerca. Félix Chacaltana trabaja como ayudante en el archivo de Justicia del país y es ajeno al Mundial de fútbol (Argentina 78) que tiene a los peruanos paralizados. Un viernes, Félix recibe la visita de su amigo Joaquín, un profesor de origen español que le dice sus últimas palabras: “Que te vaya bien. Todo saldrá bien”. A partir de aquí, el joven ayudante de archivo se ve envuelto en una trama que no imaginaba ni en sus peores pesadillas, su vida se dará la vuelta y además tendrá que tomar una decisión que dividirá su corazón ya que tendrá que elegir entre la asfixiante rutina que lleva con su madre o entregarse de manera definitiva a su novia Cecilia. Félix, un chico bueno y prudente, comienza a investigar por su cuenta y se da de bruces con una trama que se escapa de su mundo, una trama en la que los principales cargos del país están implicados. 

La Operación Cóndor, el robo de niños durante la dictadura de Videla (Argentina), los cambios políticios que comienzan en Sudamérica y el Mundial de fútbol de 1978, constituyen el marco histórico de una novela que va creciendo capítulo a capítulo y que se hace magistral según avanza la trama y la investigación del protagonista. Félix tendrá que descubrir lo que se esconde tras la truculenta desaparición de su amigo Joaquín y resultará toda una sorpresa... 

'La pena máxima' se divide en tantos capítulos como partidos jugó Perú en el Mundial (Escocia, Holanda, Irán, Polonia, Brasil y Argentina) aunque el último de ellos se corresponde a la final, el Argentina - Holanda que terminó 3-1 a favor de la selección albiceleste. Así, entre pase y pase, entre gol y gol, Félix Chacaltana tendrá que meterse a fondo en un asunto turbio y del que podría salir muy perjudicado y es que, el mismo autor decía hoy en una entrevista, "si quieres matar a alguien, hazlo durante un partido de fútbol". 


La novela está narrada en tercera persona y además del propio Félix, cuenta con unos personajes secundarios que serán relevantes durante la investigación y para el desenlace de la misma, sobre todo don Gonzalo (padre de Joaquín), que tendrá un papel sorprendente y plagado de secretos que el lector tendrá que ir descubriendo según avanza la lectura. 

El amor, la amistad, la muerte y los fantasmas del pasado, son los grandes temas de este libro que se sitúa entre el thriller político y la novela negra. En algo más de trescientas páginas, el autor hace algo así como una descripción, recrea una especie de mapa de la situación de Perú, de su régimen político y del de Argentina, ya que la dictadura de Videla tiene especial importancia en el último tercio del libro, cuando la trama va llegando a su final y se van aclarando muchas cosas. 

De ‘La pena máxima’ me ha gustado todo y especialmente habría que destacar como Santiago Roncagliolo utiliza el fútbol como catalizador de las pasiones más primarias, como el elemento detonador de lo que ocurre en Perú y sobre todo, en este caso que Félix Chacaltana tendrá que intentar solucionar. 

Como he dicho al principio, este es un libro en el que no dejan de pasar cosas y eso se agradece y se debe al estilo del autor, muy directo, con muchos diálogos y aunque (como es lógico) usa expresiones que se utilizan en los países latinoamericanos, no es un elemento de distracción, al contrario, bajo mi punto de vista le da mucha personalidad y ritmo a un relato que brilla y mantiene el clímax de principio a fin. 

En definitiva, es un libro que recomiendo y que tendréis que leer si queréis conocer la inmensa trama y cómo se resuelve. Gracias a Alfaguara por el ejemplar facilitado para la reseña. 



lunes, 12 de mayo de 2014

Aniquilación



Tremenda y grata sorpresa la que me llevé hace exactamente una semana. La editorial Destino (Planeta) se ponía en contacto conmigo para ofrecerme leer y reseñar ‘Aniquilación’ de Jeff VanderMeer, la primera parte de su trilogía Southern Reach. Además del libro, me dieron la oportunidad de asistir a un encuentro vía Skype (¡la distancia!) con el autor en el que nos estuvo contando su proceso de creación y nos desveló algunas de las claves de las dos novelas siguientes, ¡un auténtico lujo! Desde aquí, todo mi agradecimiento a la editorial y a su equipo de prensa.

Portada de 'Aniquilación', de Jeff VanderMeer

‘Aniquilación’ parte de un desastre ambiental que devastó el mundo hace décadas. El Área X es un territorio peligroso y desconocido ya que ninguna de las once expediciones mandadas hasta la fecha ha conseguido sobrevivir. La expedición número doce está compuesta por cuatro mujeres: una antropóloga, una topógrafa, una psicóloga y una bióloga (la que narra la historia). Ninguna de ellas tiene nombre, no es necesario para la investigación. Tampoco sabemos cómo son físicamente y la relación que mantienen entre ellas es más bien escasa. La desconfianza reinará en un grupo que pronto comienza a quedar mermado física y psicológicamente...

¿Qué ocurre realmente en el Área X? ¿Qué secretos esconde el terreno? ¿Alguien detrás de todo esto? Estos son algunos de los interrogantes que el autor deja abiertos para que volvamos con ganas a la segunda y tercera parte de una trilogía de la que, seguro, queda lo mejor. Cuatro misteriosas mujeres son las que componen esta expedición tan inquietante como fantasmagórica, en la que tienen que descubrir tantas cosas e intentar salir con vida para contarlas... ¿Será esto posible? La desconfianza entre ellas será también clave para el desarrollo del relato y en ese sentido los lectores tendremos más de una sorpresa. 

Jeff VanderMeer convierte a la bióloga en una narradora que no escatima en detalles y que a través de flashbacks va contando cómo fueron las expediciones anteriores, al menos la más reciente, esa a la que su marido perteneció. Gracias a sus anotaciones nos sumergiremos en el Área X y en esa Torre (en realidad es algo así como un túnel) en la que han ocurrido tantas cosas y en la que lo vegetal parece cobrar vida para dar más de un susto a estas "exploradoras".

'Aniquilación' es el primer acercamiento a una historia que realmente comienza en sus últimas páginas o mejor dicho, con una última frase que congela al lector más escéptico.

Esperamos con ganas 'Autoridad' y 'Aceptación', las dos partes restantes, en las que seguro descubrimos toda la verdad y lo que se esconde en el temido Área X. 


Foto de los asistentes al encuentro con Jeff VanderMeer al fondo :)

Más información sobre 'Aniquilación' y la Trilogía Southern Reach, AQUÍ.

lunes, 5 de mayo de 2014

Las guerras de Elena

Hace unos meses leía y reseñaba 'El final de Ave Fénix', primera parte de la trilogía de Marta Querol. A comienzos de este 2014, 'Las guerras de Elena', el segundo volúmen, era publicado en papel por Ediciones B (desde aquí mi agradecimiento por el envío del ejemplar). En la reseña de la novela os hablaba de la relación entre Elena Lamarc y Carlos Company, la infancia que ambos tuvieron y cómo todo se tuerce... 

AVISO: Al ser la reseña del segundo libro de la trilogía tendré que contar detalles que pueden interpretarse como spoilers. Sabéis que no me gusta mucho hablar del argumento en sí, pero por las circunstancias de la reseña es inevitable.


Portada de 'Las guerras de Elena'


 (ARGUMENTO y posibles SPOILERS)

Elena está cansada. Cansada de Carlos Company, que la abandonó por Verónica, cansada porque siempre se le tuercen las cosas y cansada por no tener un apoyo familiar suficiente para sentirse reconfortada. Después de su traumática separación, tendrá que empezar de nuevo, aunque esta vez con la pequeña Lucía, la única hija fruto de su matrimonio. Carlos tampoco lo tendrá fácil y es que Elena es una mujer de armas tomar que hará lo imposible para que pague el daño que le ha hecho. Lo peor es que la niña Lucía siempre estará en medio de todas las discusiones y de los intereses personales de los adultos. Verónica, la novia de Carlos, es un personaje retorcido y fundamental que si bien se dejó ver en 'El final del Ave Fénix', en esta segunda parte se crece y resulta muy fácil que la odiemos. Actúa como la madrastra mala del cuento: sin piedad, haciendo todo por sus propios intereses económicos, sin tener en cuenta lo que Carlos ha perdido por ella.

Así, en plenos años 70, cuando el dictador Francisco Franco muere, cuando en España comienzan a colarse los primeros rayos de luz, Elena decide volver a tomar las riendas de su vida y de su negocio. Así viaja a Beirut con motivo de la feria de moda MOTIFEX, y es allí donde la guerra civil del Líbano la sorprende, y donde conocerá a Djamel, ella, que prometió no enamorarse nunca más... Aunque no es el único sobresalto que sufrirá hasta el final de la novela.

(FIN de SPOILERS)

Cuando terminamos de leer 'Las guerras de Elena' pensamos que eso de segundas partes nunca fueron buenas es totalmente falso. Este libro va creciendo como su protagonista, capítulo a capítulo va madurando como lo hace también la pequeña Lucía, la persona más frágil del relato. Y es que Elena, sigue siendo mucha Elena. Lo que más me gusta de ella es que es muy de verdad, dura como una roca, aunque esa dureza a veces nos desespere, pero también es una mujer frágil y avergonzada (aunque no lo reconozca) por ese episodio que vivió al final de la primera novela. Es capaz de lo mejor y de lo peor, aunque su madre sigue siendo su gran influencia y en realidad la adora, pese a que nunca lo vaya a reconocer. Elena es una mujer que ha sufrido mucho y que lo sigue haciendo por su familia, una losa que parece no se va a quitar nunca de encima: primero con sus padres y después con la que ella misma formó. En medio de este vendaval de sentimientos entre ella y Carlos Company (y Verónica) nos encontramos con Lucía, una niña muy especial y que será el daño colateral de la turbia y difícil relación que mantienen sus padres. La pequeña es lista como su madre pero con una sensibilidad más parecida a la de su padre. Se cría en una casa desestructurada, algo raro para la época y en la que su madre llevaba el dinero a casa. La pequeña aprovecha cada rato con su padre para reír y ser un poquito feliz, algo que Elena, a diario, le pone muy difícil...

Para mí, Marta Querol, es una de las grandes. Si con 'El final del Ave Fénix' hablaba de su talento innato, en 'Las guerras de Elena' crece para dejarnos, en las últimas páginas, con la boca abierta. Marta escribe de manera perfecta, con un léxico cercano pero muy trabajado, que nos hace disfrutar de cada situación, de cada palabra. Y por no hablar de esta historia que ha construido de la que todavía nos debe la última parte, ese redoble de tambores final que, estoy convencida, nos va a hacer enmudecer. Porque seguro que da para mucho, porque esta historia no ha terminado, porque nos quedan por saber muchas cosas y ver como Lucía crece y ver si se posiciona y el papel que terminará jugando.

De 'Las guerras de Elena' me ha gustado todo, incluida una maravillosa y sugerente portada. Me ha encantado que la autora deslice también una banda sonora, con las canciones que sonaban en el momento y que pudimos disfrutar en directo el día de la presentación en Madrid. Preciosa. Me encantan que los personajes no sean ni malos ni buenos, que sean reales, que les podamos odiar o que nos causen ternura, simpatía e incluso pena. 




Son 458 páginas vibrantes, mágicas y absorbentes. Lo mejor de todo (o lo peor) es que la historia de Elena, de Carlos y de la pequeña Lucía se tiene que cerrar y, para eso, todavía tenemos que disfrutar de una novela más que espero no tarde en llegar. Imprescindible.